¿Qué afecta tu éxito en el trabajo o carrera? Muchísimas cosas, como tu capacidad personal, tu estudio o preparación y tu talento. Pero también la manera en que te manejás en el entorno laboral. Acá te contamos cuáles son las cosas que nunca debés decir en el trabajo porque destrozarán tu carrera, para que puedas evitar esos errores que todos cometemos y tengas el camino un poco más allanado.
- ¿Por qué a él o a ella sí y a mí no?
El sentimiento de injusticia es muy común en el lugar de trabajo. La idea de que no estás teniendo el éxito que mereces o que tu jefe favorece a otras personas por encima de vos puede ser verdad o no. Lo importante es que busques una forma de abordar el problema que no sea decirle directamente a tu jefe que es injusto. A menudo, esto es muy antipático y no les gusta a los jefes. Una alternativa es decir que te gustaría tener la misma oportunidad que tu compañero, por ejemplo, pero sin mencionarlo directamente.
- Esto es injusto
Se deriva del caso anterior. Incluso al jefe más injusto del mundo le molesta que le digan injusto. Entonces, quizás podrías elegir un camino alternativo.
- Siempre lo hicimos así
Toda burocracia implica una resistencia. En la práctica, es muy común que las cosas se hagan de una manera, hasta que luego empiezan a hacerse de otra manera, y así sucesivamente. Algo que genera molestia en las empresas en general es que los empleados digan que algo siempre se hizo de una manera. Da la sensación de que nunca puede cambiar y ese empleado no está dispuesto a enfrentar algo distinto en el futuro.
- En cinco minutos, en diez minutos, en media hora
No se comprometan a cumplir un pedido de la empresa o de un superior en un tiempo determinado. Es mejor responder con frases del estilo «ya mismo me pongo a trabajar», y dar la idea de que es algo que no se resuelve tan rápido, pero luego presentarte como la persona que asume la responsabilidad y ha encontrado una solución.
- No soporto a tal o cual compañero
Mucha gente no se soporta en las oficinas. Lo sabemos todos. Eso no quiere decir que uno tenga que mencionarlo todo el tiempo, porque le empieza a jugar en contra. La persona que critica mucho a otras personas no escapa a que le pongan el mote de “complicado”, díscolo, etcétera.
- No me pagan para esto
Nunca digas esto en el trabajo, no solo a tus jefes, sino en general. En las oficinas, las «paredes tienen orejas», por lo que todo lo que digas puede llegar a oídos de alguien que pueda tomar decisiones sobre tu futuro. Es mejor mostrar una actitud positiva y dispuesta a hacer algo, aunque esto pueda causar fastidio, y luego hacerlo a tu propio ritmo, antes que mostrar el fastidio abiertamente y luego terminar haciéndolo bien.
- Yo no tuve la culpa
A veces, cuando algo sucede en el trabajo, uno tiene la necesidad de echar la culpa a otros. Esto puede funcionar a corto plazo, pero luego el problema persiste. Tus jefes se olvidan de la dificultad, pero no se van a olvidar de que trataste de evitar un problema antes que de ser parte de la solución. Es mejor enfocarse en la solución positivamente, por ejemplo, diciendo: “Vamos a ver cómo lo resolvemos”.
- No tengo ganas de hacerlo
La actitud en el trabajo es fundamental para la evaluación que hacen los otros de vos. Una actitud exageradamente proactiva, hasta el ridículo, puede jugarnos en contra, pero la actitud contrario es aún peor. Siempre hay que mostrarse dispuesto a resolver problemas. Y nunca, mirar para otro lado. Esta cuestión de actitud, sumada a un poco de preparación, algo de talento y aprendizaje constante del entorno, es fundamental para escalar en los trabajos.
- No alardees ni te robes el mérito de otro
Esto tiene que ver con la psicología de la justificación. La mayoría de la gente siente la necesidad de justificar su posición en el trabajo, lo cual es una mala idea porque puede poner a la gente en contra nuestra. Además, si tenemos un buen jefe, este ya sabe quién es quién y cómo funciona en el trabajo. Asimismo, debemos reprimir los celos por el éxito de un competidor en el trabajo. Ser un buen perdedor puede ser la base para el éxito futuro.
- La puntualidad es más importante de lo que uno cree
Hay algo muy fácil de conseguir en un trabajo, pero la mayoría de la gente no le presta la debida atención. Se trata de ser puntual. Ojo, esto no quiere decir que tengan que estar una hora antes en el sitio esperado, pero sí en el momento indicado. Eso nos reviste de seriedad. Si no lo hacen, predisponen muy mal a la persona que contaba con ustedes. Y hay que empezar a dar explicaciones.
- Estoy enfermo. Voy a trabajar, ¿o no?
Este es un tema que habitualmente genera discusión en el trabajo. Muchas personas tienen la sensación de que cuando realmente están enfermos, nadie les creerá y pensarán que se están haciendo los vivos para no ir a trabajar. Pero el caso contrario también es malo. Pasa cuando vamos a trabajar enfermos y podemos contagiar a alguien, por ejemplo, si estamos resfriados. Lo aconsejable es hacer siempre lo correcto, es decir, decir la verdad. No poner excusas para no ir a trabajar. De esa manera, deberíamos tener la credibilidad suficiente para no ir a trabajar cuando estemos enfermos.
- Ojo con las habladurías
Los ámbitos de trabajo son lugares adecuados para la generación y propagación de críticas hacia compañeros o chismes sobre ellos. Admitámoslo: puede ser muy divertido. Sin embargo, deberíamos considerar
- Sonreír siempre es mejor, pero con moderación
Antes, la gente que estaba dispuesta a dejarlo todo por el trabajo era muy valorada. Ahora, aunque esto sigue siendo cierto en cierta medida, hay otro atributo que puede ser un factor decisivo si todo lo demás es igual. Se trata del estado de ánimo. Si dos empleados hacen el mismo trabajo, siempre se va a preferir al que lo haga con una actitud mejor. Incluso, una persona muy talentosa, aplicada y trabajadora puede frustrar su carrera por su mal humor. Nota: tampoco hay que ser una “castañuela todo el tiempo”, porque puede resultar cargoso.
- No fue mi error
Pocas cosas son más incómodas que equivocarse en el trabajo. Según el tipo de error, puede traer distintas consecuencias, desde que te echen hasta que no pase absolutamente nada. Sin embargo, hay que tener en cuenta algo muy importante: si comités un error, asumilo, no trates de ocultarlo. La gente que reconoce sus errores suele inspirar más respeto que quienes los ocultan o disimulan.
- Yo sé todo
Otra tendencia muy común es aislarse, pensar que uno es autosuficiente y sabe la manera de resolver todo mejor que otros. Esto, en general, no suele ocurrir pero, además, suele caer mal. Hay que tratar de no encerrarse en uno mismo.
- Tengo que ir, porque si no, no funciona nada
Muchas personas, que posiblemente trabajan mucho y bien, creen que si no van a trabajar, el mundo se caerá a pedazos. Es decir, consideran que son imprescindibles. Es una cosa realmente sorprendente: hay abrumadora evidencia de que esto no es así. Imaginate que te pase esto a vos. Te deberías preguntar: ¿cómo funcionaba la empresa antes de que vos llegaras a ella? ¿No existía? Naturalmente, la respuesta es que sí. Entonces, lamento decirlo, podés ser muy importante, pero no sos imprescindible. Si creés que sos imprescindible, no sólo vas a estar equivocado, sino que te vas a enfermar y te vas a atar a tu presente.
- Perdón, gracias; perdón, gracias
Es una cuestión de cantidad. La gente agradecida suele caer bien, y la gente que sabe pedir disculpas, también. Pero la gente demasiado agradecida o que pide disculpas muy seguido, puede ser muy molesta. Es algo que muchas veces me pasaba a mí, hasta que aprendí.
- Momento clave: cómo renunciar
Hay carreras y hay maratones. La carrera profesional es un maratón. Con esto quiere decir que hoy te vas de un trabajo porque estás cansado, enojado o lo que fuese. Pero quizás te convenga reprimir algo de ese enojo al momento de irte. Tené en cuenta que vas a tener que conseguir otro trabajo y seguramente allí pidan referencias en tu trabajo anterior. Por eso, no te vayas “tirando tiros”. Pensalo dos veces. Evalúa qué te conviene.
Estas son las principales pautas para no cometer errores comunes en el trabajo:
- ¿Por qué a él o a ella sí y a mí no?
- Esto es injusto
- Siempre lo hicimos así
- En cinco minutos, en diez minutos, en media hora
- No soporto a tal o cual compañero
- No me pagan para esto
- Yo no tuve la culpa
- No tengo ganas de hacerlo
- No alardees ni te robes el mérito de otro
- La puntualidad es más importante de lo que uno cree
- Estoy enfermo. Voy a trabajar, ¿o no?
- Ojo con las habladurías
- Sonreír siempre es mejor, pero con moderación
- No fue mi error
- Yo sé todo
- Tengo que ir, porque si no, no funciona nada
- Perdón, gracias; perdón, gracias
- Momento clave: cómo renunciar